Cartas destacadas de la semana: Sobre Central Castilla y política energética

Nuevamente los temas de energía se tomaron la escena noticiosa de la semana. Si la anterior vimos firmarse el decreto de racionamiento, esta semana la recalificación de la Central Castilla, que posibilita su proceso de instalación en una zona de atractivos naturales únicos en el país, Punta Cachos, en la Región de Atacama.

El cambio de calificación, de “contaminante” a “molesto”, se debió a que el propietario de un terreno aledaño al que alojaría a la central, que se oponía a su instalación, transó con la empresa la entrega de diez millones de dólares para una fundación que desarrolle una área de preservación natural y la evaluación del impacto ecológico de las primeras cuatro unidades de generación, antes de construir las dos restantes.

Aunque las últimas informaciones de parte de la intendenta de Atacama precisaron que la aprobación como tal para la Central Castilla no tiene fecha, la sola posibilidad de que se instale efectivamente la planta de energía, pone en alerta a ambientalistas y a la ciudadanía. Lo cierto es que el crecimiento de la producción de energía en Chile sigue siendo necesaria, pero ante inconvenientes climáticas se necesitan políticas a largo plazo de producción y distribución efectiva de la energía, para evitar medidas de racionamiento.

Presentamos un grupo de cartas que reproducen la inquietud ciudadana ante la nueva central, y ante la falta de medidas que eviten tener que implantar racionamientos. Todas las cartas aparecieron en el diario La Tercera, durante la semana.

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Sábado 12 de febrero

Señor director:

Concordando plenamente con Renato Gazmuri en que Chile es un país privilegiado en cuanto a sus posibilidades hidroeléctricas, y que existen grupos de ecología extrema que presionan para no emplearlas, lo que nos hace caer en las energías más contaminantes, hay que observar también que son las mismas empresas generadoras las que no han contribuido en nada para que la sociedad apoye los nuevos proyectos hidroeléctricos.

El caso de Rapel es elocuente. La operación de ese embalse, sin el más mínimo interés por respetar los compromisos de responsabilidad social y sin consideración alguna de la alta demanda de energía eléctrica que se venía previendo, que ahora ha obligado al gobierno a establecer un decreto de racionamiento por no contar con las debidas reservas de agua, produce un natural rechazo a la construcción de estas centrales, no por ser malas en sí, sino por desconfianza en sus operadores.

Fernando García Toso

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Domingo 13 de febrero

Señor director:

En su diario se informa que la familia Domínguez llegó a un acuerdo con la empresa MPX, promotora de la Termoeléctrica Castilla. Sin los Domínguez de por medio y con el apoyo del gobierno, Castilla tiene hoy luz verde y Chile albergará, en una zona de playas vírgenes y naturaleza privilegiada, la termoeléctrica más grande de Latinoamérica. Las comunidades que se oponen a esta central no tienen recursos para seguir con las batallas legales ante el multimillonario Eike Batista, quien construirá en nuestro país seis centrales a carbón pulverizado, una tecnología que hoy está obsoleta en el mundo desarrollado por ser altamente contaminante. El carbón comienza así a teñir de negro todo nuestro futuro energético.

Juan Carlos Silva L.

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Lunes 14 de febrero

Señor director:

Concuerdo con lo que expresa don Juan Pablo Silva, en su carta publicada ayer, en relación a la completa indefensión de los ciudadanos frente a los proyectos que tienen un alto impacto ambiental. Ante la falta de leyes claras, son los particulares quienes deben ejercer acciones legales, y hoy vemos que no se trata de personas versus empresas, como en el caso de Castilla, sino que de particulares frente a un gobierno que directamente apoya proyectos emblemáticos y no deja que las instituciones funcionen. Necesitamos urgente que se defina la matriz energética y se logre un amplio consenso . Si para paliar una crisis hoy se toman decisiones apresuradas, mañana lo lamentarán las nuevas generaciones.

Alfredo Guzmán Z

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Martes 15 de febrero

Señor director:

Mientras viví en El Teniente, de la compañía Braden Copper, nunca supe que faltaba la “corriente”. De hecho, en esos años sobraba, pero en 1946 llegué a Rancagua, donde todos los jueves cortaban el servicio (lo mismo ocurrió en 1947).

En 1948 entró en servicio la planta eléctrica Sauzal al sistema y no me acuerdo que ese año hayan oscurecido Rancagua a causa del racionamiento. Al año siguiente, ya en Santiago, en un internado de Quinta Normal, nuevamente viví los cortes de luz, pero los martes.

Y así han continuado los racionamientos y los cortes de luz hasta hoy. Parece que los chilenos hemos estado marchando más rápido que los recursos energéticos.

Ha surgido una cantidad de entidades para estudiar lo que ahora llamamos el impacto ambiental, en un continuo forcejeo entre los que dicen que “sí” y “no”, y mientras seguimos en eso, en otras latitudes siguen atajando ríos, haciendo embalses y represas, obteniendo energía.

Desde que nací hace 73 años, he visto pasar 11 gobiernos -desde Pedro Aguirre Cerda a Sebastián Piñera-, y en esta materia seguimos igual que en  los 40: faltos de energía y con el fantasma del racionamiento.

Por favor, cortemos con la burocracia y hagamos un plan de acción con áreas de resultado que estén claramente definidas. En caso contrario, vamos a volver a los chonchones y las lámparas a carburo.

Osvaldo Ortiz