Taxis acuáticos y un café flotante para el Calle-Calle

Mercado fluvial en la costanera de Valdivia. Foto vía Visión Valdivia

Valdivia es un lugar que conjuga paisajes rurales, reliquias arquitectónicas y vida de ciudad. Con el objetivo a largo plazo de convertirla en Capital Náutica del Pacífico Sur, una mesa conjunta de autoridades y privados ha desarrollado un plan para recuperar el río como vía de tránsito de pasajeros. Este verano se estrenan los llamados taxis fluviales, propulsados por energía solar.

A fines de enero se espera que comiencen sus recorridos las primeras embarcaciones, que tendrían capacidad para 16 personas, con un pasaje de $500. En esta primera etapa de implementación recorrerían desde el terminal de buses al centro de la ciudad. Esto se suma a que también se contempla para esa época el término de las obras de reparación de la costanera: así toda esta infraestructura vial y turística estaría lista para la Semana Valdiviana.

Los taxis fluviales tendrán capacidad para llevar un pasajero en silla de ruedas, espacio para bicicletas y una frecuencia del recorrido de 15 minutos. Durante enero los taxis harán un recorrido corto, y luego se sumarán 16 paraderos entre Alto Cruces y Collico. En este momento se encuentran dos naves en montaje en los talleres Alwoplast: construidos con compuestos y fibras de carbono, poseen paneles solares que les proveen de energía. Esto significa cero emisiones de CO2 y un impacto físico mínimo en el cauce, ya que la ola y el ruido que generan es muy sutil, ayudando a proteger la fauna de las riberas del río.

© El Mercurio. Ruta fluvial

Lo importante de estas nuevas embarcaciones, es que se suman como transporte urbano, no turístico, a las alternativas viales de la ciudad. Actualmente sólo existe una embarcación que brinda conectividad entre Valdivia y localidades rurales (Punucapa y Quitaqui), y el fuerte de la maquinaria marítima urbana son los 20 catamaranes y lanchas turísticas.

Visión Valdivia, agrupación gremial compuesta por empresarios navieros, turísticos y culturales de la ciudad, han desarrollado este proyecto de transporte fluvial junto a las autoridades, y esperan implementar dos tipos de transporte. Además del transporte colectivo, apuntan a la renovación de las embarcaciones para turistas, por medio de convenios con hoteles de la zona: el objetivo es mejorar nivel de la oferta  que ya existe, con lanchas para 26 personas, baño y cocina premium. Estos buses turísticos fluviales son propulsados con diesel, y ya hay dos construidos y realizando navegaciones de prueba: el catamarán Aguas Verdes y la lancha monocasco Seabus, para 12 personas.

Catamarán Aguas Verdes. Foto vía Visión Valdivia

El lanzamiento al cauce de estas primeras embarcaciones es el inicio de la concreción de un proyecto más global, que plantea reactivar el tráfico fluvial de pasajeros para descongestionar las calles de Valdivia y aportar al turismo y la conectividad con las localidades. Para lograrlo se deben construir nuevas estructuras, como embarcaderos y paraderos, lo que implica un rediseño de políticas públicas de transporte urbano. Además, los organizadores del proyecto, están en conversaciones con la autoridad marítima para reducir las restricciones que tendrían los taxis fluviales, ya que según las ordenanzas navieras todos los pasajeros deben llevar salvavidas y registrarse con nombre y rut cada vez que la embarcación toca tierra.

© Chile Aréreo. El puente Pedro de Valdivia une la ciudad con la Isla Teja

Planear procesos en áreas de desarrollo vial y de transportes ha sido posible gracias a la conformación de una Mesa Náutica, integrada por el gobierno regional, divisiones zonales del MOP, el Ministerio de Transportes y Economía, el SAG, la Superintendencia de Combustibles y la directiva de la organización gremial Visión Valdivia. Una alianza público-privada cuyos primeros resultados navegarán el Calle-Calle en el verano.

Módulo del Barrio Flotante. Foto vía Visión Valdivia

Los planes a futuro para este sistema de transporte fluvial son ambiciosos. Ya están en construcción los primeros módulos de un Barrio Flotante, que consistirá en 7 plataformas de 60 metros cuadrados cada una, ubicadas a un costado del Museo Naval Submario O’Brien. En los módulos se implementarán oficinas, una cafetería y salones de exhibiciones. El barrio tendrá su propio sistema de tratamiento de aguas servidas, y se abastecerá de energía por medio de placas solares.

Luego vendrá la construcción de grandes naves, con capacidad para 60 pasajeros, la integración de los circuitos urbanos con los turísticos y la creación de una red para conectar los embarcaderos de los distintos campus universitarios. Todas estas rutas fluviales confluirán en la Primera Estación de Servicio Solar para Embarcaciones de América del Sur, que se construiría a un costado de la famosa Costanera valdiviana.