Corredor Santa Rosa sin continuidad atrasa a buses y converge en vía no respetada por autos

Hasta 40 minutos, por tacos y problemas del flujo vehicular, pierden los troncales que circulan por esta importante arteria capitalina.

RODRIGO CERDA
(El Mercurio – 17/11/2010)

A casi cuatro años del inicio del Transantiago, el corredor Santa Rosa sigue discontinuo y aún no funciona como un sistema “de metro en superficie”, con buses, para lo cual fue construido especialmente.

Esto significa que los viajes de los buses se incrementan hasta en 40 minutos, en las horas punta, porque desde la calle Placer (comuna de Santiago) hacia la Alameda desemboca en dos vías donde en gran parte del trayecto las pistas “Sólo buses” no son respetadas por los automovilistas.

“El Mercurio” recorrió Santa Rosa desde Eyzaguirre, en Puente Alto, hasta calle Placer, y luego de Placer a la Alameda (ver infografía) para constatar esta situación.

“Lo que nuestros buses ganan en minutos en el sector donde fue construido el corredor, se pierde en la zona entre Américo Vespucio y callejón Lo Ovalle, lugar donde el flujo vehicular de ocho pistas se reduce a cuatro. Y después de Placer hacia la Alameda, donde hay sectores de la vía sólo para la locomoción colectiva que nadie respeta”, explica el presidente de SuBus (recorridos 200), Héctor Moya.

La anterior administración contaba con los recursos para expropiar los terrenos que permitían seguir la construcción del corredor con vías separadas para buses y vehículos privados, entre Américo Vespucio y Callejón Lo Ovalle.

Hacer los actuales dos tramos del corredor tuvo un costo de un poco más de US$ 70 millones. El sector aún no construido es de casi 3 kilómetros.

Actualmente, los buses al pasar del corredor a la vía normal entre Américo Vespucio y Callejón Lo Ovalle pierden entre 18 y 20 minutos, por el taco que se genera en las horas punta de mañana y tarde. Después entre Santa Isabel y la Alameda el viaje se atrasa otros 20 minutos, sur a norte y viceversa, y el problema se repite en la calle San Francisco. “Es decir, el viaje se alarga 40 minutos más por la incontinuidad del corredor”, añade Moya.

El ministro de Transportes, Felipe Morandé, asegura a “El Mercurio” que en 2011 se trabajará en el sector no habilitado como corredor, de manera que los buses puedan tener una mejor infraestructura para que los viajes no sufran tanto atrasos.

A este problema, Transantiago suma la carencia de las “cabeceras”, o sea, el punto de la ciudad donde los buses inician su recorrido.

A diferencia de las micros amarillas, que siempre sus recorridos se iniciaban y terminaban en un mismo punto, actualmente las máquinas salen de los terminales hacia una determinada calle donde inician oficialmente el trayecto y, por lo tanto, ya se pueden subir los pasajeros.

Entre el terminal y la cabecera se crean los llamados “kilómetros muertos”, que representan un costo para las empresas y el sistema.

Este diario conoció uno de esos lugares, en la Villa Chiloé de Puente Alto, donde no hay baños para los choferes y ningún tipo de infraestructura, como por ejemplo, paraderos.

El operador está obligado a tener baños en los terminales, que en el caso de SuBus los tiene, pero para ponerlos en la calle tiene que contar con los permisos municipales correspondientes.

Muchos de los recorridos, aunque están cerca de los terminales, deben desplazarse a las “cabeceras”, a pesar de los costos que implica, por insistencia del Transantiago.