Un buen sistema de transporte público puede tener efectos positivos para la salud

Cómo puede influir un sistema de transporte público en la salud de los habitantes de una ciudad, es algo que en general las autoridades no toman en cuenta al evaluar la calidad del transporte, sin embargo un estudio realizado  recientemente por  Todd Litman  para el Victoria Policy Transport Institute y publicado por la  American Public Transportation Association, pone en evidencia los efectos que el transporte público puede tener sobre la salud.

La primera conclusión del estudio dice tajantemente que las personas que viven en comunidades con un transporte público de calidad, hacen más ejercicio, se enferman menos y viven más tiempo que aquellas que habitan en lugares donde los sistemas de transporte presentan deficiencias.

Son varios los factores que influirían. Cuando el sistema de transporte público es mejor, las personas buscan formas de transporte alternativas al auto, caminan más y complementan el uso del transporte público con buenas prácticas como andar en bicicleta, lo que hace que estas personas sean más propensas a realizar actividad física que aquellas que utilizan constantemente el auto.

Además las ciudades o comunidades con un buen transporte público, tienen menos contaminación ya que éste produce menos emisiones por kilómetro por cada pasajero que el auto, lo que ayuda a evitar enfermedades asociadas a la contaminación.

Otro factor sería que al usar menos el auto, hay menos accidentes, bajando los índices de mortalidad por este motivo, lo que sube la expectativa de vida de los habitantes.

A este estudio se suman otros que reafirman la idea de que una buena planificación de la ciudad, tiene efectos positivos sobre la salud de sus habitantes. Por ejemplo, Jason Corbun, Profesor Asociado del Departamento de Ciudad y Planificación Regional de la Universidad de California y autor del libro “Toward de Healthy City: People, Places, and the Politics of Urban Planning”, afirma en sus investigaciones que los habitantes de barrios marginados y pobres se enferman más, haciendo hincapié en el hecho de que el cómo se planifican las ciudades y sus sistemas de transporte, debería ser una gran preocupación también para los ministerios de salud.