Nueva centralidad y patrimonio en latencia: La ciudad de la planificación reactiva

Hace pocos días nos enterábamos por la prensa de la demolición de la tradicional sede de la Unión Española, ubicada en calle Carmen a pasos de la Alameda y el Cerro Santa Lucía. Antes de conocer su crisis, obsolescencia o subutilización, nos transformamos en pasivos observadores de su cuenta regresiva hacia la desaparición. Obra del Arquitecto español José Llambías Merchant, mismo creador de otros edificios representativos del modernismo tardío, como el Instituto Nacional o el Gimnasio La Tortuga de Talcahuano, fue uno de los últimos equipamientos deportivos de envergadura emplazados en el área central de la ciudad.

Más allá de sumar una nueva voz de alarma por otra irrecuperable perdida patrimonial, que engrosa nuestro obituario urbano, relevemos algunos de estos casos donde las traslaciones surgen con frecuencia como señal vinculante de la evolución morfológica de Santiago. Generada la polémica sobre la expansión urbana y la falta de instrumentos de planificación adecuados para que ello ocurra en estos tiempos vertiginosos, la sumatoria de estos eventos repetidos en el tiempo puede ayudarnos a comprender ciertas lógicas que acordes o indiferentes a los intereses planteados por la autoridad, favorecen de algún modo la expansión, junto al robustecimiento de nuevos ejes y subcentros.

Desde un método analítico propio que buscará bases en conveniencias privadas, han surgido válidamente las decisiones de los nuevos usuarios que abandonan y desean reestablecer soberanamente (salvo un cese de funciones) el nuevo emplazamiento estudiado y convenido para su readaptación: el nuevo “centro de gravedad” de la red de influencia.

En orden cronológico enumeremos sólo algunas de las evidencias dejadas por estos procedimientos que han gatillado de un modo u otro la expansión de la ciudad:

El edificio de El Mercurio de Santiago, abandonado en 1985, se trasladó hacia el oriente, cruzando el río Mapocho. El nuevo y amplio emplazamiento recibe cómodamente instalaciones y oficinas que el centro distribuidor de noticias requiere. Casi veinticinco años después, la fachada de la antigua sede (aún en pie y obra de Luciene Henault), logra iniciar obras que permiten su parcial reutilización.

La Scuola Italiana de Santiago, deja su inmueble cercano a la Escuela Militar para trasladarse a los faldeos cordilleranos de San Carlos de Apoquindo. Un grupo económico ya inicia la construcción de una de las tres torres de vivienda planteadas para los terrenos “liberados”.

El tradicional colegio Santiago College de Providencia inició en 2007 gestiones para su traslado a través de un debatido concurso público que buscaba una solución arquitectónica más adecuada para su nuevo emplazamiento en calle Los Trapenses. Su antiguo y valioso edificio pretende ser entregado a otra institución educacional que conserve y potencie su carácter patrimonial.

La gran sinagoga de Serrano, recientemente demolida, decidió el nuevo enclave para su comunidad en La Dehesa, con un moderno edificio religioso, complementado de instalaciones recreativas. Los antiguos terrenos del centro preparan el alzamiento de un edificio de viviendas de aproximadamente 25 pisos.

La polémica por las universidades cota mil abrió la conversación más allá de la falta de integración social, hacia las definiciones que el cuestionado mercado de la educación establece para posicionarse física, funcional y simbólicamente en la ciudad. Mientras unas universidades públicas y privadas prefieren repotenciar el centro, otras sedes y campus persiguen y son buscados por sus grupos objetivos, afectando sobre la movilidad pública y privada que provoca su funcionamiento.

Cabe preguntarnos como ha podido la planificación urbana y sus instrumentos influenciar sobre esta sumatoria de trasladados de equipamientos privados hacia la periferia, demostrando una inevitable reactividad de la ciudad junto a la dificultad de prever estos procesos. Sin embargo nuevas posibilidades, apoyadas en las nuevas tecnologías SIG e impulsadas desde la academia, pueden facilitar su comprensión y evaluación hacia una equitativa distribución de servicios públicos y privados, que sean capaces de reconocer y potenciar los sistemas pre-existentes o en su defecto, generar las acciones y mitigaciones necesarias para su beneficio social ampliado.

El mapa de análisis urbano elaborado por el Observatorio de Ciudades UC deja en evidencia la desigualdad con que sistemas de transporte, áreas verdes, equipamientos culturales y centros de salud se distribuyen por el territorio postergando a gran parte de la población de menores ingresos. Así, a través de un análisis complejo de datos y la elaboración de cartografías y representaciones, comienzan a ser inferidas las correcciones posibles a nuestra siempre cuestionada realidad construida que, junto a la acción imperativa del Estado, hará medible y posible los avances hacia la tan anhelada geojusticia social.