Carta – Copenhague y termoeléctricas

(La Nación. 16/12/2009)

Señor director:

En su carta “Copenhague y termoeléctricas”, Marcelo Sánchez ignora la información científica que demuestra que las centrales hidroeléctricas de embalse no son una respuesta adecuada al cambio climático, ya que degradan las cuencas hidrográficas, y su función de regulación de los ecosistemas fluviales y ciclos hidrológicos.

Las emisiones de gases invernadero durante el ciclo de vida de las centrales -construcción, operación y desmantelamiento- son significativas. Los embalses mismos emiten metano y degradan en forma letal la cadena trófica de los ríos, afectando los ecosistemas litorales e incluso los mares interiores, disminuyendo, justamente, su capacidad de absorber dióxido de carbono, entre otros impactos. En regiones tropicales los embalses hidroeléctricos pueden generar más emisiones que una termoeléctrica de potencia equivalente.

Dada la encrucijada en que se encuentran la humanidad y la actual biosfera, debemos asumir, en primer lugar, que necesitamos disminuir la demanda y consumo de todo, particularmente de energía, y luego escuchar a los ingenieros chilenos y extranjeros que demuestran que Chile no necesita ni HidroAysén, ni más carbón, ni centrales nucleares, sino obligar a todos los sectores a usar la electricidad con la máxima eficiencia, fomentando con extrema proactividad las energías renovables que abundan en nuestro territorio.

Juan Pablo Orrego

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