Columna – Los jóvenes protegen el Parque Los Dominicos

(La Nación. 10/11/2009)

Por Patricio Herman

Con la expansión de de la Línea 1 del Metro al espacio público donde se ubican la Iglesia y Convento de San Vicente Ferrer de Los Dominicos, en la comuna de Las Condes, se ha producido unos dimes y diretes que tienen que ver con la propia estación terminal, proyecto que sí ingresó al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, con la cantidad de estacionamientos subterráneos y, fundamentalmente, con la impropia ubicación de un paradero transitorio de buses del Transantiago. Este parque está definido como intercomunal en la legislación urbana regional y desde 1983 se encuentra declarado como zona típica por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).

Ahora bien, en la madrugada del sábado 7, sigilosamente llegó una empresa contratista al sector poniente de esa área verde, frente al Camino El Alba, con el propósito de extraer una treintena de hermosos árboles para así despejar un terreno de seis mil metros cuadrados donde se desea construir el aludido paradero de buses. Como la Municipalidad de Las Condes sabía que hay oposición vecinal a esta localización, creyó que eliminando dichos árboles en la noche se iba a establecer un hecho consumado, pero se equivocó, porque los vecinos, liderados por jóvenes estudiantes, se tomaron el área verde sin permitir la depredación decidida por otros.

Tatiana y Vanessa Jara, hermanas amantes de la naturaleza y los equilibrios ambientales, acompañadas por 20 jóvenes del sector pasaron la noche dentro del parque impidiendo la operación de las pavorosas máquinas destructoras. Ese sábado, con la llegada de la aurora, muchas de las jóvenes se encadenaron a “sus” árboles, mientras otras intentaban plantar unos olmos. Pasaron las horas y al mediodía el capataz de la empresa llamó a Carabineros, los que, en un importante número de efectivos, se hicieron presentes en el lugar de la manifestación ciudadana. Quisieron silenciar esas voces conservacionistas e intentaron llevarlas detenidas a la comisaría, acusadas de “desorden en la vía publica”, eufemismo que se utiliza para justificar la represión en contra de aquellos que proceden con rectitud en resguardo del sano hábitat.

Pero, ¡oh, sorpresa!, una de ellas solicitó al oficial a cargo de las tropas que exigiera a la empresa contratista el permiso que le debía haber otorgado la municipalidad para extraer las distintas especies arbóreas, constatándose que tal autorización no existía, con lo cual se ordenó la inmediata paralización de las faenas devastadoras, dejando de inmediato en libertad a las jóvenes que custodiaban el parque. Enseguida y normalizada la situación, un arquitecto responsable, vecino también, se incorporó al grupo, entregándoles una serie de antecedentes que dan cuenta de la irregularidad del procedimiento utilizado por quienes mandan. Este profesional explicó que en las sociedades civilizadas este tipo de proyectos están respaldados por sólidos estudios de impacto vial y ambiental, flujo de buses, paisajismo, acústica, arquitectura y otros tantos, destacándose que el paradero dentro del parque es sólo provisorio porque en ese lugar se consultan modificaciones fijadas en el plan regulador comunal.

Ahora bien, el CMN informó por escrito a todas las autoridades competentes que en este tipo de intervenciones en una zona típica, las cosas hay que hacerlas bien desde el principio y que, para ello, se debían generar instancias de participación ciudadana, lo que no sucedió en el caso relatado. Por otro lado, este parque consolidado, de acuerdo con el artículo 65 del Plan de Descontaminación Atmosférica, es intocable porque, entre otros motivos, la infraestructura de transportes no está admitida, situación conocida por todos aquellos funcionarios que se desenvuelven en la Conama y el gobierno regional, quienes fueron advertidos oportunamente sobre lo que se intenta. Está claro que este paradero de buses se puede instalar perfectamente en otros espacios públicos más idóneos y en tal sentido esperamos que pronto vuelva la racionalidad para que cuando se inaugure próximamente la estación terminal del Metro todos la celebren en debida forma.

Por ahora, el movimiento ciudadano está creciendo y, con llamativas poleras verdes, símbolo de la causa, están ocupando muy legítimamente el área de esparcimiento que unos afuerinos desean destruir.

* Fundación Defendamos la Ciudad