Por un sistema integrado de Transporte Público en el Gran Valparaíso

Valparaíso debe ser uno de las ciudades que más variedad de transporte público debe tener, al menos en nuestro país. A las ya infaltables micros y colectivos -los algo más elitistas taxis- se suma el MerVal, trolebuses y los ascensores de los cerros los cuales desde antaño permiten conectar los cerros con la ciudad.

Sin embargo todos programas tendientes a mejorar el transporte público hasta la fecha en el Gran Valparaíso han corrido en carriles separados, como si no fueran complementarios entre sí.

Si bien la traumática experiencia de Transantiago debe haber dejado a las autoridades con pánico de repetir esta iniciativa en otras regiones, es necesario y urgente implementar un sistema integrado de transporte público en el Gran Valparaíso, camino por el cual se podrían salvar de la pronta extinción tanto a trolebuses como a los clásicos ascensores.

Hace más de dos años hablábamos aquí mismo de lo que sería otro de los proyectos estrella de transporte público en regiones. Junto con el desastre del Biotren y del algo menos caótico TransO’Higgins estaba el TMV o Transporte Metropolitano de Valparaíso -Transvalpo para los amigos- el cual prometía dejar atrás las carreras por los cerros y avenidas de la ciudad dotando al mismo tiempo de un transporte ordenado y eficiente acorde a lo que el puerto se merece.

A través de la licitación que entregó sectores de la ciudad en fomra de “unidades de negocio” (muy similares a los troncales y zonas del Transantiago) se buscó unir a los pequeños operadores en empresas más grandes con un mayor volúmen de máquinas y recorridos. ¿La guinda de la torta? GPS instalados en los buses permitirían monitorear la flota y mejorar las frecuencias.

Poco de esto se vió reflejado en la calidad del servicio, ya que a falta de prensa y de una autoridad fiscalizadora eficaz, los “collereos” y malos tratos de los choferes se mantuvieron, junto con los “parrilleros” aún existentes, sobre todo en el horario nocturno.

Si bien estos son vicios propios de la mayoría de los sistemas de transporte público en el país, Transantiago ha sabido escapar de estos gracias a un gran acierto que es la integración tarifaria y el pago remoto a través de una tarjeta de prepago: Bip!.

Este sistema, comparable al tag de las autopistas, podría ser una solución a la falta de integración en el transporte público en Valparaíso, debido a que no existe ningún tipo de complementación entre los sistemas actualmente en operación.

Una Bip! porteña permitiría modernizar un sistema que tiene muchas ventajas en cuanto a cobertura y rapidez en el servicio, esto sin cometer el error de cambiar todos los recorridos de la noche a la mañana. Al mismo tiempo, permitiría integrar a un costo relativamente bajo a los ascensores y troles de la ciudad P”atrimonio de la Humanidad”, asignándoles el rol que la Corte de Apelaciones de Valparaíso estima pertinente: ordenó a la SEREMI de Transporte y Telecomunicaciones y a la municipalidad incluirlos en el Registro de Transporte Público de Pasajeros y fijar un sistema de regulación para su operación.

A la luz de los errores de Transantiago, pero también de las lecciones aprendidas en cuanto a operación y administración de la flota de una ciudad completa fusionando dos sistemas de tranporte, un sistema integrado de Transporte Público en el Gran Valparaíso surge como una alternativa de otorgar dinamismo e integrar a medios tan disímiles, pero a la vez complementarios como las micros, metro, ascensores y trolebuses.