Editorial – Isla de Pascua y la Constitución

(El Mercurio. 31/08/2009)

El subsecretario del Interior ha anunciado una probable reforma constitucional para permitir la regulación del estatuto de ingreso y permanencia en Isla de Pascua. Pero el respectivo proyecto -algunas de cuyas medidas administrativas ya se han anticipado- presenta la enorme dificultad de tener que compatibilizar las innegables necesidades de contar con un estatuto sustentable para esa isla con el ejercicio del derecho constitucional de libre movilidad y permanencia dentro de todo el territorio de la República, dentro del cual aquélla se encuentra. La imposición de ciertos requisitos para el ingreso y permanencia no puede impedir el ejercicio del derecho a la libertad ambulatoria y la permanencia en determinado lugar, pues es contrario a la Constitución todo estatuto que afecte los derechos fundamentales en su esencia.

Además, este precedente sin duda incentivaría a otros grupos étnicos -y, quizá, aun simplemente locales- a demandar también estatutos territoriales diferenciados en la Constitución, lo que presuntamente exceda con mucho las intenciones de una regulación que busca solucionar un problema específico del Chile insular.

Por eso, antes de impulsar modificaciones constitucionales convendría observar previamente el resultado de algunas de las medidas administrativas que se han planteado. Así, controlar rigurosamente los requisitos de entrada al Parque Nacional Rapa Nui y aumentar el costo de acceso podrían empezar a ordenar el ingreso. En esa línea, cabría sondear la posibilidad de transformar definitivamente toda la isla en un parque nacional, lo que implicaría extender la custodia y requisitos de entrada a todos aquellos que lleguen a ella.

Una normativa semejante implicaría una revisión exhaustiva de los planes reguladores de la construcción de viviendas, que deberían ajustarse a la naturaleza de un parque nacional, lo que probablemente evitaría que las facilidades de construcción sirvan como incentivo a una permanencia poco comprometida con la isla.

Son innegables las necesidades de protección de un territorio tan privilegiado, patrimonio de la humanidad, pero es imprescindible que las nuevas regulaciones se orienten precisamente a ellas, y no produzcan otras externalidades indeseadas y perjudiciales para la unidad nacional. Isla de Pascua debe permanecer como uno de los rostros de Chile y una muestra de la diversidad de nuestro país. Sin embargo, para conseguir eso no puede transformarse en un paraíso cercado, de muy difícil o imposible acceso para nuestros propios connacionales.