Nuevo muelle desata polémica en Isla de Pascua

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Mientras especialistas recorren el perímetro de Isla de Pascua para emplazar un nuevo muelle, aumenta la polémica desde distintas aristas en torno a la protección del patrimonio local. El consenso debe aunar decisiones de tanto autoridades técnicas como de organizaciones comunitarias y se presume que la elección se fundamenta en valores de sostenibilidad en el desarrollo de la Isla.

La evaluación de las distintas locaciones recorre prácticamente la totalidad de la Isla. A continuación, una breve reseña de las posibilidades, su factibilidad y la polémica que sostienen.


Hace un tiempo se anunció la iniciativa urbana: un nuevo muelle en la Isla reduciría los costos de las mercancías junto con proveer mayor conectividad, mejorar las condiciones de embarque, desembarque y consiguientemente realzar la actividad turística. Si bien la estrategia de integración trae una serie de beneficios, deben evaluarse los impactos en el ecosistema para garantizar un proyecto que efectivamente conlleve a un desarrollo sustentable en la región.
Ya se ha presumido que el sector escogido para emplazar el muelle debe ser aquel que provoque menor impacto ambiental, pero los estudios de prefactibilidad inevitablemente consideran variables técnicas y financieras.

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Hanga Piko:
En términos técnicos, se facilitaría su proyección en Hanga Piko, donde actualmente se emplaza la base de las barcazas de la empresa Sasipa Ltda. Sin embargo, expertos afirman que no posee las características para una segura operación de buques, por lo que la comisión de desarrollo de Isla de Pascua rechazo el proyecto. Trascendiendo la factibilidad del muelle en si, una estrategia mayor busca generar alternativas en la costa pascuense, generando posibilidades de embarque y desembarque en distintas orientaciones.

Vinapu:
La posibilidad de construir el embarcadero en la costa este facilita el levantamiento de pilotis, reduciendo la inversión e impactos ambientales, culturales y paisajísticos. Su posición estratégica evitaría el conflicto actual en Hanga Piko donde los buques permanecen en la zona este a la espera para ingresar con mar calmo a la costa oeste. La proyección en la costa este funcionaría como alternativa de desembarque considerando que el viento oeste dificulta las condiciones del mar el 44% del año.

La Perouse (Hanga Honu):
La construcción del muelle en la costa norte rápidamente se desechó por contener sitios arqueológicos de alto valor patrimonial y por su lejanía de Hanga Roa, principal pueblo de la Isla de Pascua.

Papa Haoa (parte de la bahía de Hanga Roa):
El gobierno asevera que esta opción es la más rentable en términos económicos, técnicos y de protección a la fauna marítima. Sin embargo, los habitantes locales afirman que se trata de la opción que produciría los daños más significativos en el ecosistema y en el desarrollo de la isla. Se advierte que su proyección generaría cambios irreversibles en los habitos de vida en la zona. Los detractores han explicitado su preferencia por extender y mejorar Hanga Piko en lugar de una zona no intervenida y que consiguientemente debe ser protegida. Por su parte, la alcaldesa advierte que se ha ideado en dicho borde costero la conversión a un área marina protegida.

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Debido al alto valor patrimonial, a cualquier tipo de intervención en la Isla de Pascua debe anteponerse un estudio de prefactibilidad que garantice un desarrollo sostenible local. Precisamente uno de sus mayores intereses radica en su carácter insular que ha logrado mantener a la región protegida cultural y paisajísticamente, fomentando la riqueza y desarrollo de lo local. El crecimiento de la Isla que más se ha valorado es aquel que invierte justamente con su capital local: tanto cultural como humano. Cualquier iniciativa menor en un fragmento de la costa pascuense que aparenta tratarse de un gesto aislado, debe considerar una estrategia mayor, evaluando sus verdaderos costos que repercuten inevitablemente en la totalidad de la Isla.