Columna – La red y los geopolíticos

(La Tercera. 26/07/2009)

Por Pablo Allard

El triunfo de Obama puso en relevancia el uso de las tecnologías de la información y la web como instrumentos de campaña. Es así como en Chile todos los comandos han implementado sus redes digitales: por un lado, Piñera envía mensajes semanales por YouTube y su red de Facebook crece a niveles insospechados; el jefe de campaña de Frei, Sebastián Bowen, mantuvo a parte importante de sus seguidores en vilo cuando denunció por Twitter una supuesta detención, y qué decir del notable reality “La ruta del voto” de Enríquez-Ominami, transmitido a diario por cable.

Muchos creen que estas tecnologías son meros instrumentos comunicacionales, sin embargo, son la punta del iceberg de programas mucho más sofisticados, que están siendo utilizados para orientar el trabajo en terreno. Me refiero al uso de los sistemas de información geográfica (SIG) para el trabajo de campaña.Los SIG son programas que permiten territorializar bases de datos de distinta índole, georreferenciando información tan distinta como los datos físicos, ambientales, normativos, censales, socioeconómicos y toda aquella información que pueda ser relevante analizar. El resultado son “mapas temáticos” que, dependiendo de la calidad del análisis, pueden orientar la toma de decisiones en el territorio. Si bien los SIG han sido ampliamente utilizados en la planificación territorial y urbana, la seguridad ciudadana, empresas de servicios y municipios, su aplicación en campañas políticas es reciente en Chile.

Días atrás fui invitado por el joven candidato a diputado de la coalición por el distrito Pedro Aguirre Cerda-San Miguel-Lo Espejo, Pedro Browne, a conocer el trabajo que la empresa “El Postino” desarrolla para su comando. Probablemente hay candidatos de todos los sectores utilizando estos sistemas, y siendo conocedor de los SIG, me sorprendió lo sofisticado y relevante del trabajo. En un distrito histórico de izquierda, utilizando datos públicos del Servel, el sistema “geopolítica.cl” es capaz de llevar los resultados de elecciones anteriores a las manzanas donde residen los votantes, lo que permite estudiar el comportamiento eleccionario de un barrio. Esta información, enriquecida con datos como densidad de hogares, ferias y otros, permite al candidato no sólo focalizar su campaña en áreas con mayor cantidad de votantes potenciales, sino además -como el caso de Browne- romper mitos, y hacer puerta a puerta en barrios supuestamente vedados para un candidato de centroderecha. Por último, el sistema localiza la gran mayoría de votantes de centro y aquellos no inscritos, quienes finalmente decidirán la próxima elección.

Lo notable de estos sistemas es que, respetando la privacidad de las personas, focalizan y afinan no sólo el trabajo de campaña, sino que a futuro, en la medida que no existan barreras de entrada para el uso de información pública, permitirán transparentar, fiscalizar y evaluar la gestión de las propias autoridades electas. En este sentido, se neutralizan eventuales “usos perversos” de estos sistemas, como los que investigan los tribunales en el polémico caso de la “Ficha Vecina/GMA” en Huechuraba.

El uso correcto de estas tecnologías será clave en los años que vienen. Esto quedó confirmado con la visita reciente a Chile de Patrick de Temple, asesor de Obama y quien desarrolló el sistema “Map the Vote”, al que se le atribuye parte importante del éxito de campaña de Obama en estados donde históricamente no había posibilidades para el candidato de color. De Temple vino precisamente a conocer las aplicaciones desarrolladas por “El Postino” y aprender de nuestros “geopolíticos”. Regresó sorprendido con lo que vio, confirmando que el tema va más allá de un simple “twitteo.”