Consensos en el Transantiago

(La Nación, 13/05/09)

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Columna de Rodrigo Fernández. Doctor en Transporte U. Londres y profesor investigador U. Los Andes.

El lunes la Coalición por el Cambio, liderada por Sebastián Piñera, hizo pública una propuesta para “una solución definitiva a los problemas del Transantiago”. El documento, no obstante, es un subconjunto de la propuesta que, hace algunos meses, realizó un grupo de expertos en transporte al que el actual ministro de Transportes le solicitó su opinión.

El documento de la Coalición se resume en cuatro puntos: la creación de un organismo técnico autónomo; el rediseño de recorridos alimentadores de Transantiago; una modificación al financiamiento del sistema; y una compensación a regiones por los subsidios al sistema santiaguino. Todas estas propuestas fueron abordadas en el documento “Diagnóstico, análisis y recomendaciones sobre el desarrollo del transporte público en Santiago” (disponible en www.mtt.cl), elaborado por el grupo de expertos de distintas tendencias hace 16 meses.

Entonces, la novedad de esta nueva propuesta radica, principalmente, en el modelo de financiamiento a través del bono soberano en el extranjero a 15 años plazo o con recursos del Fondo de Estabilización Económico y Social. Sin embargo, los parlamentarios que la redactaron – o sus asesores-, al parecer, no estarían en conocimiento cabal del programa propuesto en 2008 por el grupo de expertos mencionado, entre los que hubo nueve doctorados en transporte y urbanismo de las mejores universidades del mundo. En los cinco capítulos del documento se hacen más de 50 proposiciones, algunas de las que son recogidas en la propuesta presentada por la Coalición.

Lo positivo de todo esto es que es que ambos equipos coinciden en las soluciones: flexibilizar contratos y formas de modificar los recorridos alimentadores, determinar tarifas y subsidios para la eficiencia social y económica del sistema, y modalidades de financiamiento e inversión de la infraestructura.

Omite, sin embargo, el tema del funcionamiento del sistema, como las prioridades a los buses en las calles, el mejoramiento en la operación de paraderos y estaciones de trasbordo, y la regularización de frecuencias. Aspectos en los que el Transantiago ha logrado avances en el último tiempo.

Resulta notable que ambos equipos también concuerden en el tema de la institucionalidad en materia de transporte. Uno y otro pretenden asegurar su independencia técnica con “una nueva institucionalidad, independiente que regule y gestione el transporte urbano público en el país”. Interesante resulta, además, que el documento de la Coalición hable de subsidios permanentes y transitorios, tema que hace algún tiempo no pertenecía a su discurso sobre financiamiento del transporte público.

De esta manera, observamos que los grupos de especialistas, el gobierno y la oposición han abordado, en distintas ocasiones, la necesidad de reestructurar los aspectos técnicos del sistema de transporte público. Las propuestas elaboradas por unos u otros coinciden en varios puntos, como los ya mencionados. Ello indica que a futuro debiésemos ver un mayor consenso en esta materia y así podremos avanzar en las acciones que son necesarias y urgentes para mejorar el transporte público de Santiago. La demora en las soluciones, sus errores y omisiones cuestan millones de dólares y afectan a millones de personas.

Al parecer estaríamos bien encaminados. Pero aún hay camino por recorrer en otras materias, como la seguridad de tránsito, la contaminación por ruido, segregación, intimidación e intrusión visual debido al tráfico. En estos temas, académicos y especialistas en transporte tenemos aún mucho que aportar.