Infraestructura para Chile y Latinoamérica: el sueño del corredor bioceánico

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Hace años que se viene hablando de corredores bioceánicos que unan Chile y Argentina. Lo cierto es que, siendo la infraestructura un tema central para las agendas de desarrollo en América Latina, tanto a nivel regional como en la realidad local de cada país, estos proyectos viales que unan los dos océanos presentan un interés transversal a los gobiernos, los empresarios, e incluso podríamos decir que se relacionan con una necesidad social de integración.  Nuevos anuncios en estos temas han vuelto a poner el tema sobre la mesa, con un suculento manjar al frente: China y el Asia Pacífico.

Hace un par de semanas se realizó el Seminario “Corredor Bioceánico” en Buenos aires, Argentina, donde, además de la concurrencia trasandina, asistieron autoridades chilenas, además de diplomáticos, políticos y empresarios. Este interés que obviamente presenta para Chile y Argentina, ha sido también declarado por Brasil, Paraguay y Uruguay. Dicho ambiente se resume en una frase citada por el diario La Nación, en su edición del 1 de diciembre: “es muy factible que en unos años más la posibilidad de que un producto fabricado en Brasilia, Asunción o Montevideo llegue a Buenos aires y de ahí siga camino directo a Valparaíso con su destino final en Asia”. Uno de los políticos presentes fue el ex presidente de la república Patricio Alwyn, quien buscó reafirmar la importancia de estas iniciativas declarando que “este proyecto significa en definitiva acercar América Latina a Asia, lo que tiene enorme importancia para el desarrollo del continente entero”.

Según se dejó ver en dicho seminario, esta idea que ya es un lugar común, visto en apretones de mano durante la última década que han sido incluso consagrados en acuerdos formales, ya estaría en etapa de estudios de factibilidad y definición de inversionistas. Se ha afirmado que ya se barajan distintas opciones técnicas: “la primera es un túnel de 19 kilómetros más trés túneles helicoidales que suman otros 14 kilómetros más. Hay otra alternativa que es un túnel de 48 kilómetros y la más ambiciosa es de un túnel de 52 kilómetros”, señalan los promotores del proyecto, Corporación América, al diario La Nación.

De concretarse el corredor, podría significar aumentar el flujo fronterizo hasta diez veces los cinco millones de toneladas actuales, llegando a cincuenta millones de toneladas en un paso habilitado todo el año cuyo tramo cordillerano sería cubierto en cuatro horas.

Iniciativas como ésta proponen materializar una voluntad de integración que muchas veces cuesta identificar claramente, a pesar de iniciativas como UNASUR, presidida actualmente por nuestra jefa de gobierno, Michelle Bachelet. Para quienes creemos en que la integración latinoamericana es clave para el desarrollo económico y social de todos nuestros países, este tipo de noticias vuelven a despertar las ganas de proyectos concretos, pero los “anuncios” se van sumando uno tras otro en una humarola de especulaciones y declaraciones de buenas intenciones, dejándonos con poca capacidad de asombro. Entre el discurso de una globalización que podría beneficiarnos, y las enormes filas de camiones atascados en el Paso Los Libertadores, parece que todavía debemos quedarnos esperando.