Editorial – Energía y medio ambiente, los dilemas en torno a HidroAysén

(La Nación, 10/11/2008)

Es verdad que Chile necesita energía, pero no a cualquier precio, para la sustentabilidad de su desarrollo futuro.

Treinta y dos servicios públicos efectuaron observaciones al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por HidroAysén, el consorcio chileno-español que desea construir cinco megacentrales en los cauces de los ríos Baker y Pascua. La Comisión Regional de Medio Ambiente pidió a HidroAysén que responda a esas observaciones.

Sin duda, resulta una señal saludable que los organismos públicos cumplan adecuadamente su función y que la evaluación de impacto ambiental no sea considerada como un mero trámite.

No obstante, llama la atención el alto número de peticiones de aclaración que hicieron los diversos servicios respecto del proyecto presentado. Al ver cuáles son los temas observados, se puede constatar que una buena cantidad son bastante obvios. Da la impresión de que las declaraciones de diversos personeros de Gobierno, en el sentido de que Chile necesitaba la energía de la Región de Aysén para alimentar su crecimiento económico, pudieron ser interpretadas como que el proyecto de construcción de las centrales hidroeléctricas ya estaba aprobado.

Es ampliamente sabido que la construcción de estos megaproyectos ha provocado resistencia en sectores de la ciudadanía que ven en su construcción un riesgo para el medio ambiente en la zona. Por lo mismo, era esperable que la compañía entregara un informe de evaluación ambiental altamente riguroso.

Sin embargo, el informe carece de antecedentes básicos: la Corporación Nacional Forestal (Conaf) dice que no se consideró la Ley del Bosque Nativo y que no precisa si se afectará o no a áreas protegidas; la Dirección General de Aguas dice que el Estudio presenta errores de escala y, en general, no permite trabajar en detalle los distintos componentes ambientales y obras del proyecto; mientras que el Servicio Agrícola y Ganadero sostiene que el EIA carece de información relevante y esencial, como es la descripción detallada de la línea de base del área de influencia del proyecto o actividad de los componentes de fauna, flora y suelo.

El Estudio tampoco aborda los temas relativos a la línea de transmisión de la iniciativa.

Es verdad que Chile necesita energía, pero no a cualquier precio, para la sustentabilidad de su desarrollo futuro. Si HidroAysén finalmente construye las centrales (todas o parte de ellas) será porque efectivamente están protegidos todos los factores ambientales que tienen que ver con la mantención de uno de los pulmones verdes y fuente de agua más importantes de la humanidad.

La urgencia de la energía para alimentar el crecimiento económico no puede pasar por encima de una institucionalidad ambiental que justamente lo que busca es que los derechos de todos los ciudadanos sean efectivamente protegidos, especialmente en este caso de las generaciones futuras que pueden verse afectadas con decisiones que pueden ser excesivamente conservacionistas o extremadamente productivistas.

El país necesita un consenso nacional respecto de cómo construir una nueva matriz energética que sostenga el desarrollo. Al mismo tiempo, necesita de una nueva cultura que apunte al uso eficiente de la energía, precisamente con el fin de poner fin al consumo indiscriminado de los recursos naturales y también de elegir aquellas fuentes energéticas más limpias. La hidroelectricidad es una de las fuentes de energía más limpias. Sin embargo, como todas, tiene impactos en el medio ambiente que deben ser mitigadas.