Carta – Un lapso en Sanhattan

(El Mercurio, 06/10/2008)

Señor Director:

En el transcurso de esta semana hemos visto florecer una vez más la discusión de los posibles colapsos viales en el sector de Sanhattan. Los especialistas enfrascados en la discusión olvidan por instantes un hecho fundamental: el río Mapocho como una alternativa interesante para la descongestión de dicha zona.

El Mapocho, un espacio transversal a los problemas de orden público en discusión, se presenta como un espacio capaz de responder sensiblemente a las transformaciones a las que la ciudad se ve envuelta en la actualidad. Surge aquí la posibilidad de habilitar dicho espacio como parte de un circuito mayor al cual todos pudiésemos acceder. El espacio del Mapocho considerado por el PRIS del 60 como un corredor ecológico, aquel que nos permite apreciar con orgullo la cordillera en un día despejado, el mismo del que se anunciaba a principios de mes que se invertirán 113 millones de dólares para limpiar sus aguas; el mismo espacio al que, entre la autopista Costanera Norte y la en proyecto autopista Costanera Sur, se quedaría imposibilitado de acceder, usar y gozarse, si no se pone la debida atención.

Al parecer, los arquitectos y urbanistas, perdidos en discusiones sectoriales, como el mismo arquitecto Echenique plantea, vemos dejar fluir ante nuestros ojos oportunidades que nos alejan de la posibilidad de hacernos de nuestra ciudad.

Mientras que en Francia y Madrid se están solucionando los problemas de tráfico con la implementación de medios alternativos de transporte, donde particularmente el rescate de las bicicletas ha significado una nueva forma de vivir la cotidianidad de la ciudad, en Santiago, en cambio, seguimos enfrascados en dar soluciones a los automóviles, convirtiendo un problema de transporte en infinitas soluciones de tráfico.

Olvidamos por instantes que la ciudad es un evento más del río, uno de los pocos lugares con frente de agua, por no decir el más importante de Santiago. Quizás sea hora de caer en cuenta, reconociendo y valorando una pieza extensa que cruza la ciudad y que se ramifica, lugar donde bajo un adecuado tratamiento podríamos ser capaces de encontrarnos con nuestra propia identidad, un espacio de conexiones, un sitio de distensión, un lugar donde recrearnos al interior de la ciudad. Al reconquistar su cauce se nos abre una posible invitación a reconocer y recorrer un Santiago que ha estado ligado a su territorio. Es ahora momento de apreciar nuestra ciudad a otra velocidad, una ciudad que tiene mucho que contarnos y que merece ser recreada a pie y en bicicleta, como parte de la construcción de nuestra propia experiencia para con la ciudad.

PAUL REID E.
Arquitecto