Inmigrantes peruanos revitalizan barrios de Santiago donde se han instalado con negocios

985654149_peruano.jpg(El Mercurio, 15/08/2008)

La calle Rivera, en Independencia; la Vega Central y la más conocida, Catedral, se están llenando del colorido, la música y la exuberante comida de esta comunidad. Por Pamela Elgueda T.

José Ardiles y Eloy Ramos son amigos, son socios y son peruanos. Llevan cuatro y seis años, respectivamente, viviendo en Chile, y con conocimiento de causa declaran que la esquina de Rivera con Maruri, comuna de Independencia, se está convirtiendo en la nueva “pequeña Lima” de Santiago.

Ahí tienen instalados una pollería y un minimarket (propiedad de José) y un centro de llamados internacionales que administra Eloy. “Antes era Catedral, ahora es Rivera”, afirma José, al hablar de este barrio donde vive una nutrida comunidad peruana y que cada fin de semana se convierte en un centro de reunión de estos inmigrantes. “Por eso, yo acá me siento como en mi casa en Perú”, dice Eloy.

Este hecho lo confirma el estudio “Migraciones internacionales recientes en Santiago de Chile. Efectos sociales, económicos y territoriales”, desarrollado por María Elena Ducci y Loreto Rojas, académicas del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Universidad Católica.

El estudio indagó en los cambios que la migración peruana ha provocado en barrios de Santiago, como las calles Catedral y Rivera, y en la Vega Central. Transformaciones asociadas a la instalación de negocios y a sus lugares de residencia, por ejemplo.

“Su presencia en la calle Catedral, entre Puente y Bandera, es evidente para todos. Lo de la Vega también lo habíamos observado, pero lo de Rivera es nuevo y más visible para el que camina por el sector que para el que pasa en auto”, dice Loreto Rojas, quien ha creado una estrecha relación con esa comunidad.

Su investigación, asegura, demuestra que estos tres sectores se han revitalizado con la inmigración peruana, lo que confirman José y Eloy.

Rivera revive

“Cuando nosotros llegamos acá no había nada”, dice el dueño del Nico Pollo mientras indica sus negocios. Su amigo lo describe: “Hace dos años estos locales estaban todos cerrados y la dueña pensaba venderlos. Con mis socios le ofrecimos alquilar éste para poner un centro de llamados. Ella aceptó y nos cobraba 70 mil pesos. Ahora pagamos casi 200 mil”.

El mismo efecto provocan las decenas de peruanos que los fines de semana -“sobre todo en la quincena y fin de mes”, detalla Eloy- se pasean por calle Rivera para almorzar y cenar pollo a la peruana o ají de gallina en los restoranes del sector; comprar productos de su país, llamar a sus familiares en Perú o, sencillamente, estar un rato con sus compatriotas saboreando una Inka Cola.

Ese “movimiento” que describe Eloy también incluye a “harto muchacho curado que malogra los fines de semana, porque algunos hacen pleitos, no nos dejan dormir con sus ‘laberintos'”, dice, y explica que “laberintoso” significa escandaloso.

Pide aclarar que la mayoría de los peruanos son “tranquilos y trabajadores” y confirma que determinados pasajes de la Vega son ocupados por sus compatriotas. Recomienda buscar a Rosa Riquelme, porque “ella fue de las primeras que se instalaron con un puesto”, asegura.

Dar con ella es fácil, porque todos la conocen. Su local dispone de un amplio surtido de productos peruanos, desde los demandados rocotos (parecidos a los pimentones, pero picantes), el ají amarillo, maíz morado para hacer mazamorra morada y chicha, en el verano.

Color y vida

“Llegué a la Vega en 2004. En todo el recinto había cuatro locales más con productos peruanos y en este pasaje todo estaba lleno de cajas, bien desastroso, feo. Nosotros hemos ido arreglando y llenándolo del color y la vida que tiene ahora”.

Al comienzo, agrega, fue difícil porque nadie pasaba por ese pasaje apenas ocupado por ella y unos pocos más. Ahora, los clientes abundan. “Nos ha ido bastante bien con el favor de Dios, vienen hartos chilenos que tienen asesoras (domésticas) peruanas con listas de productos para que ellas les cocinen platos típicos”, cuenta Rosa Chumbes, quien pide que la identifiquen como “la morena”, porque así la conocen en la Vega.

La investigación de María Elena Ducci y Loreto Rojas consigna que en 2006 ya había 50 puestos de productos peruanos en esa feria. Una cifra que, estiman, debe haber crecido notablemente y que explica el deseo de los comerciantes peruanos por formar una asociación.

“Nos gustaría poder importar nuestros productos, porque hay personas que los traen directo y pueden vender más barato. Eso nos va a convenir a todos, incluyendo a los consumidores”, justifica Rosa Chumbes.

El simbolismo del lugar “más peruano” de Santiago

“Al conversar con ellos escuché una idea bien interesante: decían que esa muralla de la Catedral Metropolitana donde se sientan les recordaba las murallas del Cusco, les hacía sentir cercanía con su país y estar más cerca de Dios”, cuenta Loreto Rojas.

Ese simbolismo podría explicar el que diariamente decenas de peruanos se instalen en ese lugar a encontrarse con compatriotas, a buscar trabajo, demandar servicios, alimentarse, etc.

Las investigadoras comentan en su estudio que el ejemplo “más exacerbado” de la ocupación comercial de los peruanos en ese sector es el caracol de Catedral con Bandera.

“Cuando llegamos hace unos cuatro años, este mall estaba vacío”, dice José Antonio Rodríguez. “Éramos comerciantes ambulantes, y como a cada momento los carabineros y la policía civil nos fastidiaba, eso nos empujó a buscar un localcito en este caracol”, comenta Rodriguez.

Tanta vitalidad ha tenido este proceso, que las investigadoras comentan que en apenas un mes el caracol pasó de tener 40 locales peruanos, 30 chilenos y 27 desocupados, a que prácticamente todos los negocios fueran de dueños peruanos.

“Tenemos entendido que el señor administrador, don Pedro, le pondrá un nombre que identifique al caracol con nosotros, para que vengan todas las personas que quieran saborear lo típico de la comida peruana”, adelanta José Antonio, antes de salir a tomarse la foto de rigor.

EXTRANJEROS

23,3% de los inmigrantes en Chile son peruanos, considerando que se estiman en 30 mil los inmigrantes llegados al país, según cifras del INE.

Foto de: Alex Moreno