Desarrollo Humano en Chile 03: De Política, Poder y Medios

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En artículos anteriores hemos revisado los antecedentes que entregan los informes de Desarrollo Humano del PNUD en Chile, en primera instancia en relación a la identidad de los chilenos y su relación con la construcción de lo social y lo público, y en un segundo artículo en relación a la cultura de consumo cómo nueva forma de producción cultural, y sus repercusiones en la ciudad y el espacio público. Hoy revisaremos cómo los cambios de la relación de los ciudadanos con la política han repercutido en el Desarrollo Humano del país, es decir, aquel proceso por el cual la persona se hace sujeto y beneficiario efectivo de los cambios en curso. Dicho en otras palabras, en qué medida la política contribuye a la construcción cultural de cada individuo y de la convivencia en Chile.

“En términos históricos, “la política fue el cemento cultural de la sociedad” (Garretón, 2001). Era a través de ella que los chilenos elaboraban el sentido de sus experiencias cotidianas y las representaciones que se hacían de la sociedad en su conjunto. Esa centralidad se encuentra hoy cuestionada.”

El cuestionamiento de esta centralidad planteada en el informe del PNUD, se debe a que en las entrevistas que se realizan para dar forma a éste, la política está lejos de ser un elemento central en la constitución de la identidad nacional e individual, y lejos también de llenar de sentido nuestras acciones. En el siguiente gráfico se observa la de Identificación Política (%) de los entrevistados. El 70% pertenecen al grupo de los “No Políticos”, esto es, los que no tienen una sólida identidad política: “Por individuo con una sólida Identidad política se entiende a aquel entrevistado que se autoposiciona en el eje izquierda-derecha y que votó en las elecciones presidenciales y pretendía votar en las próximas elecciones.”

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Identificación Política (%) *

Este 70 % de ciudadanos no políticos plantea un escenario nuevo. Parece importante señalar que la situación económica de los encuestados presenta una influencia muy limitada en la respuesta de éstos en relación a su comportamiento electoral y cívico, por lo que es una condición transversal en la sociedad.

La fragilidad de la política para moldear el futuro y la débil identificación no son un asunto trivial. Significa en los hechos que el código político -el poder como expresión de la soberanía popular- sería inteligible tan solo para tres de cada diez ciudadanos. […] por lo demás, habría que asumir que la política aporta poco a la conformación de la identidad, individual y nacional, del 70% de los entrevistados.”

Respecto al origen de este distanciamiento entre identidad ciudadana y política, el propio informe plantea de manera sugerente algunas preguntas:

“Cabe preguntarse si acaso son los ciudadanos quienes se han distanciado de la política. ¿No será que el sistema político se retractó frente a la ciudadanía? ¿No estarán sus dinámicas autorreferidas generando los sentimientos de impotencia y exclusión que manifiestan tantos chilenos?”

Independiente de sus razones de origen, el hecho de que buena parte de la sociedad no perciba que el poder político contribuya a fortalecer las capacidades sociales de las personas para hacerse sujetos del desarrollo de Chile, indudablemente repercute en la percepción acerca de quiénes debiesen hacerse cargo del desarrollo del país, y por lo tanto, de nuestras ciudades. Históricamente decisiones que provienen del poder político han dado forma a las ciudades. En la medida que la ciudadanía no encuentra en éste un objeto de identificación social, nos enfrentamos a una disyuntiva en relación a quiénes deben y quiénes efectivamente se hacen cargo de las construcción de lo público, de la identidad y, a su vez, de las ciudades. Respecto a las primeras [lo público y la identidad], el propio informe plantea una hipótesis

“Es posible que los medios audiovisuales, y en concreto la televisión, introduzcan nuevas modalidades de producción cultural. Ellos no reemplazan la política. El cambio parece consistir más bien en que la política descansa en la televisión como nuevo espacio público.[…]¿Podrían los medios de comunicación masiva, y en especial la televisión, suplir la creciente insignificancia de la política? De hecho, la televisión parece cumplir varias de las funciones que habitualmente asumía la política.”

El planteamiento de que la televisión transforma el espacio público, o a lo menos de “lo público”, adquiere sentido al constatar que “casi todos los hogares urbanos tienen televisor y a lo menos ocho de cada diez chilenos lo encienden todos los días”. Si los medios audiovisuales estarían llenando el espacio de sentido que deja vacío la política en el contexto planteado por PNUD, ¿qué o quién llenaría ese vacío en relación a los aspectos específicos de construcción ciudad? Parece una pregunta interesante de plantearse en un año electoral como éste, donde junto con escoger quiénes llevaran en sí el poder político de nuestro territorio más inmediato, cabe preguntarse qué es lo que esperamos de ellos, y si no es de ellos, de quiénes esperamos respuestas para la determinación de las ciudades.

*PNUD, “Desarrollo Humano en Chile Vol.1. Nosotros los chilenos: un desafío Cultural”. Eugenio Ortega R., Pedro Güell V., Norbert Lechner B., Rodrigo Márquez A., Soledad Godoy M. Santiago, LOM Ediciones, 2004.