Debates en torno al transporte urbano: ¿La Bicicleta NO es alternativa?

Foto Vía Flickr por mikiann

Es imposible negar la importancia de la discusión en torno al transporte y la movilidad en las grandes ciudades de nuestro país; en el caso particular de Santiago, los debates en torno a las decisiones políticas e inversiones para el transporte público y privado, [materializados principalmente en el Transantiago y las autopistas urbanas], se han visto especialmente agitados durante los últimos años. Sin embargo, si se quiere entender de manera integral el problema por la movilidad en la ciudad, parece indispensable comprender la complementariedad de los distintos medios para que operen como un conjunto. En ese sentido, la discusión particular por la bicicleta, entendiendo que es un medio limpio y económico, se enmarca en este contexto como un debate indispensable de tener. Hace algunos días El Mercurio publicó una carta del Ingeniero Louis De Grange titulada “La Bicicleta No es Alternativa”, que ha generado numerosas respuestas y reacciones de movimientos ciclistas y otras organizaciones.

A continuación, presentamos la carta enviada por De Grange, y la respuesta que al día siguiente publicó Leonardo Basso.

La bicicleta no es alternativa

[13 junio 2008]

Señor Director:

La bicicleta es un modo de transporte limpio, querido por todos, que nos permite compartir en familia y que nos trae muchos recuerdos de la infancia. Sin embargo, la bicicleta dista mucho de ser una alternativa real de transporte para la mayoría de los santiaguinos. Esto se debe principalmente a la geografía y clima de nuestra capital. El gran tamaño de Santiago, sumado a la presencia de importantes comunas dormitorio, como Puente Alto, Maipú y San Bernardo, inducen a que la mayoría de los santiaguinos deban realizar largos viajes para trabajar, que en promedio superan los 12 kilómetros. Estas largas distancias, además del frío de nuestro invierno y de lo altamente peligrosas que son nuestras calles para los ciclistas, dificultan cualquier intento de masificar la bicicleta.

Por otra parte, una ciclovía, que requiere en muchos casos similar espacio físico que una pista de buses, es utilizada actualmente por no más de 400 ciclistas al día, mientras que una pista vehicular puede ser utilizada por más de nueve mil pasajeros de bus por hora. Luego, el espacio físico designado para las bicicletas es utilizado de manera muy ineficiente.

No debe considerarse a la bicicleta como la solución al transporte y contaminación de Santiago, sino como una alternativa minoritaria que, para cierto tipo muy particular de viajeros, puede ser atractiva, pero no más que eso.

LOUIS DE GRANGE C.
Profesor de la Escuela de Ingeniería Industrial
Universidad Diego Portales

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La bicicleta es una alternativa

[14 junio 2008]

Señor Director:

En una carta aparecida ayer, el señor De Grange argumenta que la bicicleta no es una buena alternativa de transporte porque, entre otras cosas, el clima y las distancias impedirían su uso. Dice además que el espacio asignado a las bicicletas estaría mal usado porque los ciclistas son muy pocos, y sería mejor usar ese espacio para buses. Creo que el señor De Grange está profundamente equivocado.

Primero, la experiencia internacional muestra que la bicicleta es un medio de transporte relevante (no sólo una actividad recreativa) en ciudades más frías y con geografías más complicadas que las de Santiago. Segundo, respecto del uso del espacio, se comete de nuevo el error de pensar sólo en lo que ocurre hoy, como si las señales que se le dan a la población no tuviesen efecto alguno en el futuro. Si no se hubiese construido la ciclovía de Pocuro, por ejemplo, no se vería ahí la cantidad de ciclistas que se ve ahora. La situación que debe preocuparnos es el futuro cercano, en que la mayoría de la población urbana tendrá dinero para tener un automóvil. Si todos lo usaran, no habría forma de evitar una congestión descomunal, con la contaminación, estrés, y ruido que conlleva. Es por eso que se deben privilegiar alternativas más eficientes que el automóvil en uso de espacio, y que generen menos ruido y contaminación. Y ahí es donde el transporte público y las bicicletas juegan un papel fundamental.

Por último, quiero comentar que hay mucho de prejuicio en esto. Mucha gente cree -como el señor De Grange- que las bicicletas sirven sólo para pasear. Pero, por ejemplo, sin ser yo un gran deportista, en hora punta me demoro menos de la casa al trabajo (algo más de ocho kilómetros) en bicicleta que en auto. Y de paso gasto menos dinero, hago menos ruido, contamino menos y hago algo de ejercicio.

LEONARDO BASSO, PHD
Universidad de Chile
Departamento de Ingeniería Civil – Transporte

ACTUALIZACIÓN de otras respuestas en el mismo medio:

[17 junio] Louis de Grange / Utopía Ciclista.
[18 junio] Roberto Gibson / Bicicletas: Ninguna utopía.
[19 junio] Juan de Dios Ortúzar / La bicicleta es una alternativa
[20 junio] Francesca Gray / Estacionamientos para bicicletas
[21 junio] Pablo Valenzuela / Bicicleta es una alternativa