Resucitando el Puente de Chacao: decisiones territoriales en Chiloé

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Desde principios de este año ha vuelto a aparecer como parte de la agenda en el gobierno y la prensa, la controvertida discusión acerca de la construcción del puente que, atravesando el canal de Chacao, uniría la Isla de Chiloé con el continente en Pargua. El proyecto, que originalmente se enmarcaba como parte de las obras bicentenario, ha pasado por diversas etapas, desde el escepticismo total hasta la seguridad absoluta; dada la importancia de las decisiones en torno a este proyecto, sea por su construcción o rechazo, creemos necesaria una breve revisión de éste.

Hay que recordar que el proyecto comenzó a desarrollarse en los noventas, con una importante generación de expectativas dentro de la comunidad chilota, pero también con una serie de conflictos entre quienes se oponían a la construcción del puente y quienes la apoyaban. Fue a comienzos del 2006, en el gobierno de Bachelet, y con Eduardo Bitrán como Ministro de Obras Públicas, que el proyecto se canceló; las razones dadas fueron netamente económicas, dado que el presupuesto hecho por la constructora entregó una cifra [US$930.000.000] considerablemente superior al monto presupuestado por el gobierno para dicho proyecto [US$605.000.000]. Estas cifras, sin embargo, han sido rebatidas y se espera que la inversión necesaria para el proyecto sea menor [US$670.000.000].

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El personaje que ha vuelto a poner sobre la opinión pública la discusión en torno al Puente de Chacao, es el actual Ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar. A principios de este año aparecieron declaraciones de Bitar como la siguiente: “Lo que sí señalé, como presidente de partido, es que era una excepcional obra que está postergada, pero no cancelada”, y otras que literalmente movieron las aguas de una discusión que parecía estancada. Si bien declaró que “el proyecto en Chiloé habría que estudiarlo y ponerlo en disposición desde el 2010 en adelante”, y que no será este gobierno el que se haga cargo del mismo, sus palabras han removido un debate que parecía enterrado.

A las palabras de Bitar, se suman una serie de acciones qua ha tomado el MOP, que ponen en el escenario la situación de infraestructura de la Isla de Chiloé; estas cristalizan en el llamado Plan de conectividad para Chiloé, un plan de 500 millones de dólares que se llevará a cabo de aquí al 2012 y que contempla suministrar de agua potable a 20 comunidades, programas de caminos básicos de un total de 200 kilómetros, el mejoramiento de la Ruta 5, pavimentar la Ruta Costera, la ampliación de terminales portuarios, entre otras obras. Todo este bajo la consigna de “más desarrollo para Chiloé y su gente”, pero también con un objetivo claro que el mismo Bitar a manifestado: “Este plan va a aumentar las chances de un puente, ya que va a significar más movimiento, más transporte, más turismo, más economía y más bienestar”.

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Lo cierto es que, el hecho de que las declaraciones de Bitar lo apropien políticamente de cierto proyecto, independiente de los intereses de campaña que lean algunos en sus palabras, pone en el debate público un asunto no menor (ni por inversión ni por impacto) como es la construcción de estas grandes infraestructuras. El caso de Chiloé es muy claro para explicitar una serie de preguntas que debemos realizarnos para tomar decisiones en torno a las acciones sobre el territorio, y que de alguna manera se da la oportunidad de discutirlas al aparecer a la luz pública como debate. El primero, tiene que ver con la definición del camino hacia el que apunta el desarrollo chilote, ya que siendo este turístico o productivo, (entendiendo que en muchos casos estos son incompatibles), las decisiones serán distintas. Una vez contestada esta primera pregunta, aparece una segunda interrogante asociada a en qué gastar los recursos para potenciar el modelo de desarrollo escogido; las interrogantes acerca de si es el puente la mejor inversión, y de si no es más sostenible invertir los fondos en equipamiento asociado a la salud, educación y movilidad (cálculos estiman que con el presupuesto del puente se pueden construir un hospital, un aeropuerto e incluso más equipamiento). El hecho de que Bitar plantee el tema, hace surgir la pregunta por las verdaderas necesidades de un territorio y las acciones que éste requiere. El puente es una respuesta, sí. Lo interesante es ponerlo a discutir al lado de las otras.