El efecto Maitencillo

En Maitencillo, el sábado 16 de febrero pasado, los vecinos realizaron una manifestación en contra del boom inmobiliario que amenaza las condiciones ambientales de dicha localidad. Este acto ha detonado una serie de opiniones y puntos de debate publicados en diversos medios, los cuales ofrecen novedosos puntos de vista ligados al desarrollo del litoral. Esto podría marcar un antes y un después en términos de planificación urbana, desarrollo local y participación ciudadana efectiva.

Las reflexiones que han surgido se sintetizan en los siguientes puntos:

1. Como ocurrió en Maitencillo, la discusión en torno al desarrollo urbano en pequeñas localidades, se beneficia cuando se ven involucradas figuras públicas (sobre todo políticas). Así se transforma en noticia, pues la prensa se interesa en informar. Lamentablemente, cuando se trata de vecinos comunes y corrientes, a pesar de que estén muy organizados, es mucho más difícil convocar, sobre todo a los medios de comunicación relevantes.

2. Como bien se sabe, destacadas figuras políticas que veranean en Maitencillo asistieron a la manifestación y apoyaron su causa. Entre ellos, Marcelo Trivelli (DC), Marcelo Forni (UDI), Marco Enríquez-Ominami (PS) y Cristián Monckeberg (RN), todos representantes de distintos partidos políticos. Esto demuestra que el desarrollo urbano local, cuando está en sintonía con la sustentabilidad del territorio y el resguardo de la identidad (las dos principales banderas de lucha de los vecinos), trasciende a los partidos políticos. (Este es un punto clave para discutir a futuro, especialmente porque este año tenemos elecciones municipales.)

3. La organización de los vecinos es una herramienta fundamental para el desarrollo local. En Maitencillo las juntas de vecinos que representan a diferentes sectores de la localidad se organizaron formando la Red de Organizaciones Vecinales de Maitencillo. En ésta se conformaron varios equipos de trabajo, entre ellas un Comité Técnico formado por profesionales de distintas áreas para revisar la propuesta del Plan Regulador Comunal. A partir de esta semana dicho comité está trabajando en conjunto con la Municipalidad de Puchuncaví y la consultora a cargo del estudio del PRC, representando los intereses de los vecinos en el contexto de la visión que tiene municipio de la comuna. De esta manera, vecinos y municipalidad están logrando trabajar en conjunto por una misma causa.

4. Plan Regulador Comunal (PRC) v/s Plan Regulador Intercomunal (PRI). Los principales proyectos inmobiliarios que se construyeron en Maitencillo se encuentran fuera del actual límite urbano. Esto quiere decir que se rigieron bajo las condiciones que establecía el PRI de Valparaiso -que se diseñó y aprobó en menos de dos meses!-, por lo que el municipio poco puede hacer al respecto.

Los PRI se encargan de regular toda una región, por eso su trazado suele ser “a plumón”, otorgando directrices generales al territorio, pero de manera poco precisa. Cuando la visión y la dinámica propia de una comuna no coincide con lo que establece el PRI, instrumento que lo condiciona, el desarrollo local se dificulta. Como en Maitencillo.

5. ¿Cómo defenderse del boom inmobiliario? Con el congelamiento de los permisos de edificación. Sin embargo, los permisos se pueden congelar por el plazo máximo de un año. Si ese plazo vence, el municipio está obligado a dar los permisos que se supediten al PRC vigente. Sin duda este es un impotante vacío legal, pues muchas veces pasa que a las municipalidades se les ocurre cambiar su plan regulador después de que las inmobiliarias empiecen a construir. El estudio que hay que hacer para cambiarlo toma mínimo dos años y luego el proceso de aprobación otro año más. El tiempo de congelamiento no es suficiente. Esto ha sucedido en Maitencillo, donde la municipalidad todavía no inicia los trámites de congelación por miedo a que el proceso de aprobación -que se iniciará pronto- tome más de un año.

6. Aunque suene absolutamente políticamente incorrecto decirlo, el territorio no alcanza para todos. El tema lo pone sobre el tapete Patricio Navia en su columna publicada en La Tercera respecto al caso de Maitencillo -y que por lo demás sacó roncha entre los maitencillanos-. En ésta esgrime que todos tenemos derecho a disfrutar las bellezas de la zona y que los instrumentos de planificación territorial debería velar para que así sea. Sin embargo, ¿qué sucede cuando el territorio no está preparado ambientalmente para recibir a más habitantes? Todos los atributos que desean ser gozados por miles de personas se verían, paradójicamente, alterados producto de la densificación. El agua no alcanzaría (porque no hay red de agua potable), las aguas cervidas contaminarían las napas subterráneas y el borde costero, los árboles de las laderas serían talados para poder albergar a más edificios y al final todos estos atributos que hacían atractivos a Maitencillo -o a la localidad que sea- desaparecen. El mejor ejemplo de esto: Pucón.

7. Densificación v/s gentrificación. Cada día los bordes costeros, como Maitencillo, son más apetecidos. Esta demanda hace que el precio del suelo aumente. Si el plan regulador es restrictivo o, como se explicó antes, el territorio no está preparado ambientalmente, no se va a poder densificar. ¿Qué sucede entonces? Que quienes valoren los atributos del lugar y puedan pagar lo que el mercado establece como precio adecuado, van a dar paso al nuevo perfil del habitante. Es decir, a la gente adinerada que puedan comprar o a los que “llegaron primero” (los propietarios originales) que no pretenden vender.

Hartos temas, ¿no? Sin duda el efecto Maitencillo va a seguir dando que hablar para rato.

La discusión en torno al balneario la pueden seguir en el blog Efecto Maitencillo, donde se han publicado todos los artículos y cartas que han aparecido en los principales medios de comunicación.