El No-Paradero

¿Alguien recuerda “Alicia en el País de las Maravillas”, cuando el conejo y el sombrerero celebraban un feliz no-cumpleaños? El de Lewis Carroll era un mundo de fantasía y absurdo… ¿absurdo?
Al parecer no lo es tanto, porque en Santiago podemos celebrar la invención de…
¡El no-paradero!
La complejidad y los cambios vertiginosos que se suscitan hoy en las metrópolis como Santiago han hecho que se transforme en una ciudad-en-obra. Una ciudad constantemente afectada por intervenciones tanto públicas como privadas que presentan situaciones transitorias. Al ir sumándose, estas intrusiones puntuales generan una realidad urbana permanente.

El caso del no-paradero es dramático.

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Debido probablemente a las obras de Transantiago se encuentran clausurados los bandejones donde los usuarios del mayor centro intermodal de la capital esperaban los microbuses que pasan por la Alameda Bernardo O’Higgins hacia el oriente.

La Estación Central es el mayor centro intermodal de Santiago; el lugar donde llegan todos los trenes de pasajeros de larga distancia, además del Metrotren; el Terminal San Borja que recibe y despacha la mayor cantidad de buses hacia el Norte del país; una de las estaciones más saturadas de la Línea 1 del Metro de Santiago; y finalmente los microbuses que recorren Santiago. Distintos elementos que tienen una importancia nacional y metropolitana se han ido articulando de manera poco planificada. A esto hay que sumarle dos Malls, el comercio hacia las calles Exposición, Meiggs y el informal en la vereda sur de la alameda.

Lo que sucedió es que han sido clausurados todos los paraderos donde la gente esperaba los microbuses, sin generar ninguna alternativa a una necesidad que no puede verse suspendida. El resultado es que la gente debe esperar micro en la calzada de la principal vía capitalina, con los consecuentes riesgos que esto implica.

Con este ejemplo, queremos generar la discusión en torno a un tema que es necesario debatir: la relación entre los cambios físicos que el poder llama “progreso” y las condiciones de habitabilidad de la ciudad. Evidentemente este estado de cambios permanentes es signo de una ciudad activa, sin embargo cabe cuestionar la articulación entre los fines y los medios; sobre todo si la suma de las transformaciones generan una ciudad con espacios públicos tan importantes como este, ahora inhabitables e indignos.