Modificación al PRMS: Bienvenida la urbanización regulada en toda la Región Metropolitana

Hace tres semanas el Plan Regulador Metropolitano de Santiago sufrió una importante modificación: Se incorporaron al Área Metropolitana de Santiago 12 comunas (todas las de las provincias de Talagante y Melipilla más Buin y Paine), las únicas que faltaban para que toda la Región Metropolitana fuera regida bajo un mismo instrumento de planificación territorial. Esto permitirá ahora que la totalidad de la RM pueda ser urbanizada a partir de Proyectos de Desarrollo Urbano Condicionado (PDUC).
En 1998 el Gran Santiago duplicó su área metropolitana al incorporar las tres comunas de la provincia de Chacabuco (Lampa, Colina y Til-Til), sumando 241.500 hectáreas a la superficie inicial (todas las comunas de la provincia de Santiago más San José de Maipo, Pirque y Calera de Tango). Ahora, con la integración de estas 12 comunas (Melipilla, Alhué, San Pedro, María Pinto, Curacaví, Talagante, Peñaflor, El Monte, Isla de Maipo y Padre Hurtado), equivalentes a casi 900.000, hectáreas se completan las 1.540.320 há que posee la Región Metropolitana.

Ahora, ¿cómo se traduce este “dato duro” en hechos concretos?: en la posibilidad de que este nuevo territorio regido por el PRMS reciba más de 1.300.000 nuevos habitantes dentro de los próximos 12 años, garantizando un crecimiento mucho mejor planificado a través de los propios planes reguladores de cada comuna y en particular a través de los Proyectos de Desarrollo Urbano Condicionado (PDUC).

Los PDUC son grandes proyectos urbanos (de mínimo 300 hectáreas) que pueden realizarse exclusivamente en las áreas metropolitanas (las tres de Chile son Santiago, Valparaiso y Concepción) y buscan un desarrollo bien planificado que contemple vivienda, equipamiento, áreas verdes y ahora, con las nuevas políticas de vivienda social, un porcentaje de territorio destinado para los más pobres. Estos proyectos los pueden realizar sólo entidades privadas, lo que implicaría una gran oportunidad para el sector inmobiliario. Sin embargo no se pueden desarrollar en cualquier parte: el PRMS establece zonas de interés silvoagropecuario que serían las potenciales áreas de desarrollo. La incorporación del sector sur de la RM ofrece más de 200.000 hectáreas para dicho fin. Y así como se destinan áreas para posibles desarrollos inmobiliarios, también se definen áreas de protección, como las 300.000 hectáreas de valor natural reconocidas dentro de esta nueva superficie anexada.

Víctor Barrueto, Intendente de Santiago, explica: “Este es un camino de desarrollo interesante y abre posibilidades para inversión inmobiliaria. Las zonas de desarrollo condicionado contemplan una definición importante, pues permite la construcción de ciudades satélite que no producen conurbación y se desarrollan bajo estrictas medidas urbanas”. Asimismo afirmó, junto al seremi de vivienda y urbanismo, Nelson Morales, que la finalidad de esta modificación es descentralizar Santiago, entregar herramientas desarrollo a los gobierno locales y proteger espacios de valor natural, agropecuario y patrimonial.

La otra ventaja de esta medida es que por fin se normará el creciemiento que se produce fuera de los límtes urbanos, donde se urbaniza a partir del Decreto de Ley 3.516, más conocido como el de las “Parcelas de Agrado”. Esta obliga a que la subdivisión predial mínima sea de 5.000 m2 permitiendo dos viviendas, una para el patrón y otra para la servidumbre (el espíritu de la ley era privilegiar a las viviendas de los agricultores), sin embargó se malinterpretó para desarrollar proyectos inmobiliarios sin una adecuada planificación (como el caso de Chicureo) y, sobretodo, sin hacerse cargo de las externalidades negativas que estarían generando.

Si embargo, la modificación al PRMS ha causado rechazo en diversas organizaciones civiles. Patricio Herman, vocero de Defendamos la Ciudad afirma que esta modificación no conllevará nada más que oportunidades de negocio para las inmobiliarias, al aumentar la oferta de suelo urbanizable. Sara Larraín, directora de Chile Sustentable, afirma que “es contradictorio que la autoridad por un lado esté actualizando el plan de descontaminación, y por el otro el Ministerio de la Vivienda siga agrandando la capital”. Asimismo se alega que los mejores suelos agrícolas de Chile están precisamente en los valles de la Región Metropolitana. Por lo tanto darle prioridad a los desarrolladores inmobiliarios en vez de a los agricultores también es cuestionable.

Ahora, la pregunta que surge es, si el futuro de la región se desarrollará bajo la misma lógica de normativa, ¿pasará que Santiago fagocitará a otras zonas urbanizadas muy consolidadas (como Melipilla o Talagante), donde la imagen de ciudad -muchas veces a través de fachada continua, por ejemplo- se verá alterada y amenazando la propia identidad de estos lugares? Esto considerando que hace años el PRMS -o más bien las leyes y ordenanzas de urbanizamo y construcción- está conduciendo a una imagen de ciudad mucho más ligada a la ciudad jardín norteamericana, donde prima la casa aislada, el antejardín y la reja, en vez de el modelo fundacional de los españoles en latinoamérica de carácter más patrimonial y-quizás- más propia de la ideosincrasia de todas aquellas ciudades aún no invadidas por el espíritu globalizado de las metrópolis.

ARTICULOS DE INTERES Y QUE SIRVIERON DE FUENTE PARA ESTE POST: