Extensión urbana de Colina

Que la ciudad crezca y se extienda es una realidad innegable que, nos guste o no, hay que asumir. Sin embargo ¿qué sucede cuando dicha expansión se realiza sobre el mejor y escaso suelo para cultivos agrícolas que posee el país?
Es precisamente este hecho lo que está podría ocurrir si la comuna de Colina amplia su límite urbano.

Colina es una de las pocas comunas regidas por el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) que comparte junto a sus áreas urbanas una gran superficie de carácter rural. Junto a esto se han definido Zonas de Desarrollo Urbano Condicionado que han atraído una gran cantidad de población a partir de mega proyectos inmobiliarios (Piedra Roja, Valle Norte, Chamisero y La Reserva, en el sector de Chicureo). Este hecho, junto al mejoramiento de la conectividad con el Gran Santiago, han detonado una inercia de crecimiento que es inminente; se espera que en 15 años más la comuna alcance los 250 mil habitantes (lo que significa casi triplicar su población actual). Para ello es necesario prever el crecimiento ordenado de la comuna, por lo que la Municipalidad de Colina pretende implementar un nuevo Plan Regulador Comunal (PRC) para este año.

Un PRC es un Instrumento de Planificación Territorial que permite ordenar (a través de condiciones de uso de suelo y de edificación, principalmente) las áreas urbanas dentro de una comuna. Sin embargo, la Municipalidad concluyó que la actual área urbana de Colina “se quedaría corta” para el crecimiento futuro, por lo que se pretende sumarle 800 hectáreas más: 300 al poniente, una zona de pequeños agricultores, y 500 hacia el norte, superficie de exclusivo uso silvoagropecuario que más encima es de Clase I, el mejor (de siete tipos) para dicha actividad que clasifica el Ministerio de Agricultura.

Por esta razón, ecologistas y defensores de la ciudad pusieron el grito en el cielo. Sara Larraín, directoria del programa Chile Sustentable, afirma que esas 500 hectáreas poseen una condición ambiental muy favorable, que permite producir casi la totalidad de las hortalizas de consumo crudo con riego de pozo que consume el Gran Santiago, incluido Colina. Asimismo recalca que este hecho contradeciría estructuralmente las recomendaciones del Plan de Descontaminación de Santiago, que aconseja limitar la expansión urbana de la Región Metropolitana.

“Aquí hay 500 hectáreas que hay que salvar, sí o sí, porque no es deseable que la ciudad le ponga cemento encima porque es una pérdida no sólo para todos los chilenos sino para la misma economía de Colina”.

También Larraín insiste que esa expansión urbana no sería necesaria, ya que la comuna puede seguir creciendo a partir de las 1400 hectáreas definidas ya para las Zonas de Desarrollo Urbano Condicionado que fijó en 1997 el Ministro Ravinet al extender el límite urbano del Gran Santiago, y que al implementar el futuro PRC, quedarían reguladas por éste.

Por su parte, el alcalde de Colina, Mario Olavarría, se defiende esgrimiendo que esa ampliación del límite es necesaria, favorecería a muchos el hecho de por fin “ordenar la casa” y, sobre todo, se podría dar cabida a grandes zonas destinadas a vivienda social -gran anzuelo para el Minvu-. Sin embargo, como ya se ha informado en otros medios, el alcalde tiene más que claro que privados ya tienen a medio cocinar grandes negocios para la comuna: D&S, Lider, la Clínica Alemana y otra serie de grandes cadenas ya han adquirido terrenos. Por lo tanto el boom inmobiliario tiene para rato, ¡pero necesita más espacio!

La decisión de la ampliación del límite urbano de Colina aún no es definitiva, pero está a un paso de ser tomada. Como implica modificar el Plan Regulador Metropolitano de Santiago, hay una serie de entidades que deben darle el visto bueno al asunto. Esta modificación la debe ratificar el Consejo Regional (CORE) tras la aprobación de una Declaración de Impacto Ambiental por parte de la Comisión Regional de Medio Ambiente (Corema), la cual ya dio el pase a fines de julio pasado. Ahora el CORE, que recibirá previamente las opiniones de la Seremi de Vivienda y Urbanismo (que debe velar por la factibilidad de la propuesta en cuanto a la integración al sistema urbano intercomunal y comunal) y la Seremi de Agricultura (que debe velar por la integridad de los suelos agrícolas y su productividad), tomará la decisión final.

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