Olimpiadas de Invierno en Santiago 2018

Aunque falten 12 años para la fecha y no existan antecedentes previos en Latinoamérica de un evento de tales características, Santiago ya se está candidateando como la futura sede de las Olimpiadas de Invierno el 2018. Este hecho se transforma en una gran oportunidad de desarrollo para la capital, ya que se podrá invertir en proyectos que puedan detonar una faceta aún muy poco explorada de la ciudad, vinculada a nuestra querida y omnipresente Cordillera de Los Andes.

La moción aparece por primera vez en el marco de un concurso que organizó GamesBids, un sitio internacional especializado en las candidaturas de los Juegos Olímpicos. En enero del 2005, bajo el apoyo del Comité Olímpico Chileno, un chico participó y presentó a Santiago como una opción de locación del evento, a través de una página web. No ganó el concurso, pero por lo menos puso en el tapete un tema nuevo -y en absoluto imposible- para el futuro de la capital.

Para ser elegida como sede, aparte de contar con las condiciones climáticas adecuadas, la ciudad debe cumplir con varios requisitos. Una comisión especializada analiza a las postulantes, otorgando puntajes en función de ciertos criterios específicos (apoyo del Gobierno y opinión pública; infraestructura general; presencia de recintos deportivos; villa olímpica; impacto ambiental; capacidad hotelera; transporte; seguridad; experiencia respecto a eventos deportivos anteriores; financiamiento; concepto general y legado). Este año fue Turín (Italia), el 2010 será Vancouver (Canadá) y para el 2014 están quedando tres candidatas: PyeongChang (Corea del Sur), Salzburgo (Austria) y Sochi (Rusia).

Ahora, más allá de si se cumpliesen o no con estos criterios, lo interesante del tema son las posibilidades que detonaría. Ya vimos lo que ocurrió en Alemania 2006: a pesar de que la inversión en infraestructura sea altísima, se recupera rápidamente con la alta presencia de turistas, que consumen todo tipo de servicios (hoteles, restoranes, paseos por la ciudad, etc.). Pero más que eso, uno de los mayores beneficios para el país, fue haber puesto a Alemania de moda. Y esa es una de las mejores oportunidades; las ciudades se transforman en una marca que van ganando poco a poco presencia en una economía globalizada a través de un evento determinado. En ese sentido, a Santiago le conviene, como una manera de decir que está lista para competir con países del primer mundo.

Y en Santiago aún queda mucho por explotar. La cordillera es un nicho aún poco explorado, poco accesible y, sin embargo, de gran potencialidad. No sólo se cuenta con importantes centros de ski, sino que con zonas de interés ecológico, patrimoniales y de turismo aventura. ¿Por qué no juntarlos todos y hacer un gran megaproyecto con la excusa de las olimpiadas? Es una excelente oportunidad para hacer de la cordillera un lugar más accesible para todos y para reivindicar uno de los principales hitos geográficos de la ciudad.